lördag 23 februari 2013

Silencios de neutrón



Efímera ficción de una fábrica de sueños y promesas amoldadas, 
nació la magia vivida como cierta.

En la calle, a la puerta de mi casa hubo cruce aleatorio de otra vida
y su esperanza encajada con la mía.
Luego... la sorpresa en el placer de descubrir una intima 

ruptura de fronteras,
la pequeña nuestra historia nos crea con instantes de trasvase, 

jamás nunca imaginados.
Inicio de confianza constructiva es albor aventajado 

de mi cuento.

Construcciones diferentes y otra vida fue soñada, 

un milagro se diluye.
La idea de futuro devastada, comunicación interrumpida,
imaginaria demolida, también modelo de la muerte.

No hay luto en los castillos de la arena.
Osado el pensamiento, atrevido aquel instante
 fue habitante de mi espejo y mi ventana. 


Diseño irresponsable de magnetos de una historia venidera.
Aferrados a náufragas historias, no hubo moldes para amar.
Recuerdos castigados concluyen una rápida espantada.


Acorralada por sus signos del pasado,
fue mía la frágil desnudez.
Prisionera en los trapecios de su dogma, se escondía.

Un muro invisible de amistad se levantó, 

a prueba de reproches.
Mi altura comprensiva no llegaba a la de amante,
incógnito velo incongruente.

Sólo hubo sombras en las químicas que ahogaban 

sus entrañas,
despertaron soles negros, amalgama de esperanzas 

renunciadas. 

Fue fácil la disculpa en soberbia indiferente.
Terrorista del amor de doctrina empedernida.
Sus vientos insensatos desataron mis mareas, 

tenebrosa incertidumbre
su firmeza de roca magritiana.

Los ecos de los versos en mi disco, al soñar 

y despertar en pesadillas,
son extirpados con violencia, 

como un parto en invertido.

Un segundo es un anciano. 
Despoblada de ilusiones es ya extraña para siempre,
ya se empolvan los residuos de extravíos.


Traspaso el ridículo canto melancólico 
a lección de desamor reconocida en otros úteros.
Volveré a la alegría de una piel refugio
de explosiones y de silencios de neutrón. 

Encuentro



El deseo me inundaba en ascendente apoyado en tu mirada
de preludio, 
otorgando un sexo renaciente, cadencia con aliento
y casera de mis ritmos. 

Bebiste de mi sueño adolescente y yo de tu frágil espejismo. 

Navegué por tus puertos emigrados, 
espectro de amantes y moldes oxidados, 
con un tango libre, como mapa de los huérfanos senderos
del placer y la ternura. 

Un viaje inesperado fue iniciado 
un billete de retorno al planeta soledad también 
ha sido empleado. 

Ahora duermo 
en los ecos de tus cantos disfrutados
en mezcla de risas con sollozos
y mis caprichos ya enjuagados 
de pasiones malparidas.

söndag 16 december 2012

Las ratas



Las ratas

Acto I

En un principio cuando las vi en la cornisa me dieron una sensación parecida al asco. Co­miendo trozos de carne y huesos de no se sabe que oscuro basural.  Más que sus alimentos me impresiona su forma casi, diría yo indecorosa de comer. Esa naturalidad sin escrúpulos. Con sus pequeñas zarpas con la que ensartan el bocado y lo mantienen artísticamente mien­tras van desvistiendo los huesos del material digerible.  Pese a esta repugnancia preliminar, me permito observarlos con esmero. Visten, se podría decir elegantemente, si no fuese por los residuos púrpura y pegajosos con los que displicentemente han ido limpiando con sus pa­tas, dejando restos en el traje y la corbata, en los pelos de sus caras, de sus cabezas y de paso también por sus grandes orejas. Sus ojillos, de un ágil negro de marfil, reflejan con bri­llo nocturno de candidez aceitunada mis hoscas cavilaciones.
La familiaridad con mis tristes recuerdos de prisión no deja de producirme un desasosiego y aprehensión por mis pensamientos. Sus largas colas, gusanos secos de pelos ralos, no eran más terribles que los cables eléctricos de esos tiempos. Sin embargo, allí llegaban, para hurgar en bolsillos sin que pudiera hacer nada para evitarlo.

Acto II

Por una mutación mágica, quizás metamorfosis recíproca, quedamos en un estado de forma y género intermedio cuando se produce el diálogo. Bueno género intermedio quizás sea con­cepto exagerado, ya que no logramos a hablar el mismo idioma. Me explico. Entre ellos hablan fluidamente algo parecido al de algún lugar designado con el sufijo ahztán, el que pa­rece ser el lugar de sus orígenes. Jamás, antes de la televisión podría haber soñado un nom­bre así. ¡Cómo nos influye la manipulación informativa!. Desde mi punto de vista, su nueva apariencia llega a resultarme simpática y a las chicas jóvenes las considero bellas, sin que por eso pierdan jamás esos rasgos de su especie original, es decir de ratas. Son también como yo inmigrantes y pretenden, algún día, ser aceptados, y poder comprar sus alimentos en alguna tienda de la esquina, y hablar con la florista, y que sus hijos tengan las profesiones que sus pa­dres soñaron pero que nunca lograron, para como se dice ser alguien en la vida. Lo veo claro, mas no tengo la fuerza ni la dureza en eso interior (o exterior) que creemos poseer, y que  llamamos espíritu, para romper sus ilusiones. En su inocente descaro, ignoran las reglas del procedimiento del método, fruto tanto de la evolución como de la ambición de la especie humana.  Aquí compañeros nadie es nadie, ni nunca más lo será, por que eso pertenece a otro universo, al de las ilusiones machacadas desde la infancia, o a un pasado verídico que ya sólo existe en el territorio de los recuerdos y nostalgias, destrozados por los bom­bardeos de la realidad. Algo que podríamos llamar historia urbana de la sustancia espiritual.

Acto III

La temporalidad de nuestra condición de vida. No hay floristas ni zapateros remendones. El racismo no lo conocen ni llegan a imaginar la discriminación en toda su extensión. Todo a su tiempo, amigos. Nuestra infancia es como la del conejo que fue criado con amor de mas­cota hasta el día que apareció, técnicamente bien desmembrado y engalanado con especias, acompañado en el cortejo culinario por un puré de patatas y alguna rodaja de cebolla en escabeche en un plato preparado por mi madre.
No son necesarios esfuerzos para comprender el desarraigo de mis nuevos amigos. Si lo pienso bien, han estado conmigo en momentos difíciles a pesar de su naturaleza, o quizás gracias a ella. Como los extranjeros que son esmerándose por hablar nuestro idioma, me explican casi por señas, con palabras semi-articuladas que yo hace muchos años aprendí, aunque nunca a la perfección, que quisieran también que les muestre como se hace el pan. Con la horneada cálida y aromática de la masa recién hecha ya comienzo un viaje in­verso en el tiempo, hasta la casa de mi infancia.
Zaragoza 2005.
Augusto Paredes

fredag 16 november 2012

Noticia difícil de explicar


(por hallarse enredada con otras) 


Me llevas a tu reino y me encajas una radiografía
que apareces también tú.
La noche recoge. 

 
Actriz de la razón quítate la bragas de tu alma
que quiero que encajarte un mensaje de amor.
La noche ciega.

El camino de regreso se obtura por complejo entendimiento.
A la sombra de mis miedos van los tuyos.
La noche encierra.

 
Este es mi relato sin catástrofe oficialmente declarada.
El sexo fácil es difícil. Viajamos en el mismo tobogán.
La noche transgrede.

 
Queda la inquietud de los monstruos observando
la mejora del estándar y la calidad de muerte.
La noche es pena

torsdag 7 oktober 2010

Hay olor a rosas


Vargas Llosa ha recibido el premio Nóbel y por ende institucionalizado en el panteón de occidente. Muy a pesar mío  me alegra algo porque me sucede como con los personajes ficticios que les tomo cariño. Aunque haya merecido momentos de desprecio. Lo salva el tontorrón de la niña mala, el maricón del lugar sin límites y tantos otros personajes que representan al perdedor que llevamos dentro.
Que los premios Nóbel en el fondo no debieran tener validez para la humanidad lo verifica que el de la paz lo haya recibido Menachem Begin israelita terrorista y algún presidente – usa señor de la guerra. Recuerdo como si fuese ayer el frío ante el Stadshuset en la protesta contra el Nóbel de economía  para Milton Friedman. Responsable intelectual del nuevo orden. Sartre renunció a recibirlo, se lo paso por el forro en 1964. Según Gyllesten en sus memorias, ex miembro de la academia sueca, Sartre habría preguntado diez años mas tarde si era posible aún cobrar el cheque. Estaría en apuros el pobre hombre, ya que la consecuencia moral no suele ser rentable en este mundo de hipócritas y lameculos. El Colombiano Gabriel García que luego siguió siendo revolucionariamente amigo de Fidel, se puso un liquiliqui de lino blanco de coronel de guerra civil (de su abuelo, dijo)  para estrecharle al mano a Karl Gustav.
 Hay quienes creen que el olor a rosas aparece cuando algún santo se te aproxima y que sería el olor de Dios. Aquí apesta.

onsdag 25 augusti 2010

Talking Bizz


Buenos Aires. Repican ecos de otro tiempo
cual pezuñas de caballo cartonero
Serán rostros del temor nunca olvidado
que acompañan mi milonga mañanera?
Desahogo mi café con azúcar y sin soles
facturando más ficción a una silueta.
Vivimos reencontrados y hay muchas realidades

Pertenencia



 Siempre ha sucedido lo mismo. Ni siquiera llegas a abrir la boca cuando se evidencia tu condición de no-pertenencia. El opuesto, la pertenencia, parece ser un sentimiento muy singular que une a las gentes más dispares, como si tratase de un pegamento de enormes efectos. Por ahora basta con constatar que no sólo eres extranjero, sino que también te ven como tal. Mudo, sin mencionar miserias puedes resultar hasta simpático

Tu recorrido, no se si es plena casualidad o si tal vez con algo de intención, va en el mismo sentido. Es más, en si mismo es tu brújula que no te llevará a puerto alguno. Solo lees en tu cabeza signos extraños como de otro universo, en otro lenguaje. Entre esos balbuceos logras comprender que has deambulado hasta a un planeta-isla sólo para recibir cobijo de las buenas almas.
Augusto Paredes